LIBERTAD Y RESPETO.
La libertad de expresión, a la cual hace mención el texto “Cuestión de respeto” de Emilio Bruno, abarca dos facetas fundamentales. La libertad de pensamiento es una, que queda en el fuero interno del sujeto, no surte efectos en el ámbito jurídico, tampoco en el social o político, ni en ningún otro, ya que nadie más que la propia persona conoce su contenido. Por otro lado encontramos la libertad de expresión propiamente dicha, que contempla la exteriorización de la libertad de pensamiento, ésta sí ya puede ser conocida por las demás personas, y por tanto sí genera efectos jurídicos, sociales, políticos y de toda índole.La libertad de la que hablamos aquí implica un derecho reconocido y amparado por la Constitución Nacional y Tratados Internacionales, a los cuales la primera les otorga jerarquía constitucional. Pero como bien sabemos todo derecho es relativo, ninguno puede ser ilimitado ya que provocaría abusos y estos derivarían en conflictos sociales. Tengamos en cuenta que por lo general, siempre que hay un abuso se está ejerciendo un derecho propio en desmedro del de alguien más.
Por eso creo, que la libertad de expresión en realidad no está restringida por la subjetividad, vanidad o ego de quien escucha, sino que está limitada por un correcto ejercicio de nuestros derechos. Pienso que somos seres sociales que vivimos en una comunidad, rodeados de otras personas, y que eso implica, que debamos ejercer nuestros derechos de forma respetuosa para con los de los demás. Eso hace a una vida democrática y armónica en sociedad.
Y sí, usé la palabra respetuoso, claramente haciendo alusión al respeto nombrado en el texto antes mencionado, pese a la definición que brinda el Diccionario de la Real Academia Española. Ésta es una institución y como tal, según mi entender, responde siempre a los intereses de un sector dominante y con poder, por lo que elijo no guiarme exclusivamente por ese concepto, que creo no traduce con precisión lo que se entiende por respeto.
Comprendo al respeto como el trato digno hacia los demás, y este último como el dirigirse hacia otro sujeto sin avergonzarlo, sin tratar de desvalorizar su persona, ni sus pensamientos o creencias. Lo entiendo desde el tener en cuenta lo que a los demás le pasa, lo que sienten.
Eso no implica que no podamos expresar o manifestar lo que creemos, lo que pensamos, lo que queremos, la cuestión está en hacerlo sin ir por la vida sintiéndose superior a todo aquel que tengo a mi alrededor.
Por otro lado, y mirando en detalle, hablar de la deconstrucción del lenguaje de una forma tan vaga, creo que es negarle al lenguaje su influencia sobre la realidad, y cómo por medio de modificaciones en las formas de referirnos a algo o de nombrar a alguien, se pueden visibilizar realidades históricas y ya incorporadas, o construir nuevas a partir de la deconstrucción de las existentes.
Como decía Ludwig Wittgenstein, filósofo, matemático, lingüista y lógico austríaco, “los límites de mi lenguaje, son los límites de mi mundo”, y acá también podemos observar la importancia del lenguaje, y como éste debe cambiar y evolucionar junto con la historia de la humanidad, o cómo cambiando el lenguaje podemos ayudar a que la humanidad evolucione.
No podemos perder de vista que lo que expresamos no es simplemente emitir un par de palabras, implica mucho más que eso: decir es hacer, cuando decimos algo hacemos algo, construimos o destruimos según en qué sentido nos manifestemos.
Come dije antes, expresarse es un derecho, pero como tal, necesariamente debe ejercerse con miras a su función social, creo que pensarlo como un derecho amplio e ilimitado y al cual se lo puede ejercer sin contemplar a quién se dirige y sobre quién va a surtir efectos, e incluso llegar a considerarlo imbécil y sin la posibilidad de entender las ironías, es desvalorizar al receptor, y sostener una posición individualista y egocéntrica.
Inversamente a lo que plantea el texto, sobre que tener en cuenta todo el tiempo cómo se va a tomar el resto lo que digo es estar pendiente de su ego, creo que expresarnos sin pensar en el otro y lo que va a sentir, porque total es lo que pienso con bases objetivas y si no está de acuerdo puede refutarme, es atender al ego propio, solo pensando en uno mismo. Además, cómo se refuta objetivamente un pensamiento objetivo, cuando la “objetividad” es una construcción basada en teorías o discursos siempre diseñados por personas, por lo tanto siempre con un sesgo de subjetividad.
Así que no, no pienso que esté mal que la libertad de expresión encuentre su límite en el respeto por los demás, muy por el contrario, pienso que es necesario para una convivencia en sociedad.